Porqué el futuro es brillante para las cooperativas de mujeres en Turquía

29 Jul 2013

Betsy Dribben, la Directora de políticas para la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) explica porqué el futuro para las cooperativas de mujeres en Turquía nunca no ha sido más brillante que ahora. 

En una callejuela en Estambul, son expuestas en el escaparate toallas bordadas, lindas bufandas y juguetería hecha a mano. La tienda, Nahil, es más que un lindo lugar en una ciudad activa.

Es un testamento del movimiento cooperativo de mujeres de Turquía y su fundadora, Sungul Akcar.

Su viaje cooperativo fue tortuoso. En la universidad estudió ingeniería de construcción. Su primer trabajo fue organizar cooperativas de vivienda en Izmir, Turquía.  El objetivo era crear 30.000 casas, que cada persona pudiera diseñar según sus necesidades. La idea era muy innovadora en aquel entonces y resultó ser el momento inadecuado por lo que el proyecto fracasó finalmente y la Sra. Akcar tuvo que seguir adelante.

Comenzó un máster en políticas públicas y mientras escribía sobre los servicios de cuidado de niños para los pobres, comenzó a preocuparse por la falta de servicios y creó la Fundación para el Apoyo del Trabajo de Mujeres (FSWW).

Eran los años 1980 y el movimiento feminista estaba comenzando en Turquía. “Utilizamos la fortaleza de los pobres para hacer crecer la FSWW,” dijo. “Las pobres mujeres saben cosas. Saben cómo enfrentarse a la pobreza, cómo trabajar juntas. Tienen fuerza”.

Ella utilizó esta fortaleza para establecer programas de cuidado de niños y para desarrollar los que ya estaban en funcionamiento. En un programa de educación temprana para los niños, las madres prestaban los servicios, no profesionales exteriores. Organizaban el centro, recaudaban fondos y finalmente prestaban los servicios.

“Como estos centros resultaron ser un éxito, decidimos que deberían ser autónomos y no subordinadas a la FSWW,” dijo Akcar.

“Redactamos un número de principios que estas madres querían pues la participación era importante, como así también lo era darles poder. Un enfoque democrático y transparencia estaban en la lista. Concluimos que tenía que ser un modelo cooperativo”.

Establecieron la primera cooperativa en 2001. Cuatro años más tarde ya eran casi 30. Crearon una red, un centro de apoyo con programas de formación sobre cómo organizarse, establecer y administrar cooperativas, incluyendo formación de liderazgo, dándole a los miembros la oportunidad de abordar problemas de familia o comunidad.

Hoy hay 120 cooperativas de mujeres y el futuro es brillante. Las cooperativas pagan para sus propios maestros.

“Es su propia empresa,” dijo la Sra. Akcar.

Para dar un apoyo más grande a las cooperativas, la Sra. Akcar está alentando al gobierno turco a cumplir con su parte. Comenzó a buscar ejemplos de cooperativas sociales para ver cómo trabajan. Se punieron en contacto con cooperativas de mujeres de Italia, Nicaragua, Suecia y mantienen el contacto.

Gracias a dos mujeres líderes políticas del Ministerio de Familia y Políticas Sociales, Faetma Sahin y Askin Asan, este verano, se espera del Parlamento turco que apruebe una ley que eliminará los problemas legales y ayudará a las cooperativas de mujeres a crecer.

Según la Sra. Akcar: “La cooperativas de mujeres en Turquía son muy optimistas. Las mujeres en las áreas pobres quieren organizarse en cooperativas. Están listas para encontrar su camino, pero necesitan esta ley.” Akcar estima que en cuanto la ley se apruebe, un millón de personas se convertirán en miembros de cooperativas de mujeres.

Nahil, una palabra otomana para “prosperidad, unidad y solidaridad” está creciendo también. Administrada por Sule Alpaslan, la cooperativa está suministrando a más de 600 mujeres con un punto de venta para sus artesanías y exhibe diez productos desde las cooperativas, incluyendo jabón, aceite de oliva y  frutas o pasas. Las cooperativas afiliadas a la tienda también reciben formación para escribir planes de negocio y otras técnicas.

La Fundación está avanzando también. Más de mil niños se están beneficiando de 22 centros de guardería infantil en el país y niños de familias de bajo ingreso desde las áreas de Estambul tienen acceso a grupos de juego, juguetería y muchos otros tipos de servicios.

La Banca Mundial reconoció el éxito de la Fundación y en 2007 la Universidad Vanderbilt acreditó su manera de aprender y servicio de guardería infantil. Las cooperativas de mujeres en Turquía están progresando, debido a la visión de Sengul Akcar y las muchas mujeres del movimiento que tienen una actitud dinámica. 

 

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