Declaración de la Alianza Cooperativa internacional para el Día Internacional de la Mujer 2018

07 Mar 2018

Día Internacional de la Mujer 2018

Ahora es el momento:
Las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres

María Eugenia Pérez Zea PRESIDENTA DEL COMITÉ MUNDIAL DE EQUIDAD DE GÉNERO DE LA ALIANZA COOPERATIVA

El activismo en favor de los derechos de la mujer y de la equidad de género es parte de la historia de nuestro movimiento cooperativo.

La famosa Sociedad Cooperativa Equitativa de los Pioneros de Rochdale en Inglaterra, líder del cooperativismo moderno, fue también pionera en su época, permitiendo desde el principio que hombres y mujeres fueran miembros de esta organización.

En ese grupo se reconoce especialmente el papel de una mujer activista, que abrió las puertas para transformar la vida de muchas mujeres: la tejedora Eliza Brierley. En marzo de 1846 Eliza se movilizó para convertirse en miembro de pleno derecho de la Cooperativa, en un tiempo en que las mujeres eran “propiedad” de su padre o esposo, no tenían derechos legales ni civiles y eran excluidas de la participación económica igualitaria en la sociedad.

Hoy, aunque son muchos los logros alcanzados en la defensa de los derechos de las mujeres, la historia no se ha compadecido con los esfuerzos y es aún largo el camino por recorrer. Desde el cooperativismo debemos seguir trabajando por empoderar a las mujeres y hacer que sus voces sean escuchadas.

Por eso este año la ACI se suma una vez más a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, promovido por las Naciones Unidas, conscientes de que este es el momento de escuchar de verdad las voces de las mujeres, desde todos los ámbitos, tanto urbanos como rurales.

Las cooperativas tenemos la tarea de mejorar nuestra capacidad de empoderar a las mujeres, colaborando con la sociedad civil y respaldando la voz de nuestras activistas en los procesos de sensibilización social y de formulación de políticas.

Es de destacar el indudable poderoso papel que las mujeres activistas de cooperativas rurales han jugado en la generación de mejores condiciones para ellas y sus familias en el campo, a la vez que han aportado al progreso del cooperativismo.

Sin embargo, no podemos olvidar la existencia de muchas mujeres “invisibles” en las áreas rurales, vinculadas a las explotaciones agrícolas y ganaderas sin poseer una relación jurídica o administrativa con las mismas, y para las que su trabajo en las explotaciones agrarias es considerado “ayuda familiar”.

Por eso necesitamos de las activistas. Cuando millones de mujeres se unen, millones de historias surgen para visibilizar las situaciones que nos alejan de la equidad de género; millones de rostros muestran al mundo su vulneración, subestimación y estigmatización, y millones pueden también actuar para transformar realidades altamente preocupantes y prevalentes, como la violencia y el acoso sexual.

Como el hecho de que cada cinco mujeres y niñas entre 15 y 49 años hayan sufrido violencia física o sexual de parte de una pareja en el último año en todo el mundo y que 49 países todavía no tengan aún leyes que protejan a la población femenina de ese tipo de violencia; que 37 países eximan legalmente a los violadores si están casados con la víctima; que en 18 países los esposos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen; que 750 millones de niñas y jóvenes se hayan casado antes de cumplir los 18 años de edad; que al menos 200 millones de mujeres y niñas de 30 países hayan sufrido mutilación genital; que más del 50% de las mujeres y las niñas en sectores urbanos de los países en desarrollo carezcan de agua limpia, instalaciones sanitarias o un espacio suficiente para vivir; o que 15 millones de niñas en edad escolar jamás tendrán la oportunidad de aprender a leer o escribir en la escuela primaria, entre otras realidades que estamos en mora de transformar.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, subrayan la ingente necesidad del empoderamiento femenino y la equidad de género como requisito para lograrlos. Pero los pasos hacia estas metas son muy tímidos en casi todos los países. La permanente discriminación de género impide que las comunidades y en especial las mujeres, desplieguen todo su potencial para alcanzar estas metas.

Por eso cada vez más miles de mujeres en todo el mundo se están apropiando de los diferentes espacios de vida e incluso virtuales, denunciando las desigualdades y las violencias, sensibilizando al resto del mundo en aras de mejorar sus condiciones de vida, así como abriendo la discusión a temáticas no visibilizadas y de interés común.

Así que este es el momento de respaldarlas. Nuestras activistas nos necesitan. Las cooperativas debemos seguir impulsando su empoderamiento, eliminando las barreras para que ellas alcen sus voces y brindándoles el respaldo colectivo de un movimiento que agrupa a más de mil millones en todo el mundo.

Este es un momento histórico que nos convoca a redefinir estereotipos de poder y liderazgo para las mujeres. Las consecuencias negativas de la desigualdad las padece toda la humanidad y conseguir la equidad efectiva es un imperativo social y económico por el que deben luchar no solo las mujeres, sino también los hombres por igual. La igualdad es sinónimo de avance y progreso, pero es algo que debe hacerse incluyendo al otro; la igualdad es ir hacia adelante sin dejar a nadie atrás.

María Eugenia Pérez Zea
Presidenta del Comité Mundial de Equidad de Género de la Alianza Cooperativa Internacional, Colombia, marzo de 2018

***Descárguese la declaración en español e inglés abajo:

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