Inés Mendoza del Comité de Igualdad de Género de ACI Américas subraya los desafíos que las cooperativas enfrentan en su camino hacia una mayor igualdad.
En el contexto del crecimiento del movimiento cooperativo y los desafíos que enfrentamos para la Década Cooperativa que nos espera, es un momento ideal para hablar sobre la necesidad de una mejor administración y democracia de más y más cooperativas con el fin de ampliar la participación dentro de la membresía y la administración a un nuevo nivel.
Hay grandes razones para promover la integración e inclusión social, aun más cuando se trata de la participación y mejor administración.
Las disparidades, un resultado de la distribución desigual de la riqueza y/o los diferentes entornos de personas, reduce la movilidad social y últimamente tiene un impacto negativo en el crecimiento, la productividad y el bienestar de la sociedad en su conjunto.
Aun así, en casi todos los países la exclusión parcial o total de las mujeres en los centros de poder, sea a nivel nacional, regional o en el domicilio, ha llevado a grandes diferencias entre las mujeres y los hombres, en las áreas económicas, sociales y políticas. Las mujeres representan menos del 10% de nuestros parlamentarios y ocupan una menor parte de las posiciones de liderazgo.
Un estudio reciente del Banco Inter-Americano de Desarrollo muestra que las trabajadoras ganan un 26% menos que los hombres trabajadores, pero ¿cómo está la desigualdad en el sector cooperativo?
¿Tenemos información para demostrar al mundo que las cooperativas tienen estrategias de igualdad de género y buenas prácticas, que crean mejores condiciones para el desarrollo y crecimiento económico sostenible?
No hay ninguna solución sencilla para cada problema de administración que existe hoy en el día, y porque la ciencia política no es exactamente una “ciencia” si no un ‘arte”, las soluciones técnicas – sin importar qué vanguardistas son – fracasarán si no están acompañadas por nuevas y mejoras prácticas del arte de la buena administración.
El primer desafío es generar valores democráticos. Aunque la participación de los miembros es un proceso difícil que necesita vigilancia y atención continua, es algo esencial para una buena administración.
Para responder a este desafío hay que fortalecer la reserva de mujeres y hombres líderes; optimizar la educación de los miembros con respecto a los principios cooperativos; y establecer indicadores de progreso para mejorar las medidas de inclusión y democracia: por ejemplo, las políticas de género, los sistemas transparentes, las políticas de inclusión de juventud y mejorar las estructuras administrativas.
El segundo desafío incluye el papel de la membresía. Todos los hombres y mujeres necesitan avanzar de donde están en este momento. Las acciones para un Década Cooperativa deberían asegurar una representación variada en la cooperativa y promover la participación de las mujeres.
El tercer desafío es integrar a las mujeres en la administración pública y la política, empezando con su representación en el Consejo Directivo de la cooperativa. Como estamos comprendiendo mejor la relación entre la administración efectiva y responsable y el desarrollo, aprendemos que si los dos géneros no están representados en la administración, entonces la administración no es ni participativa, ni inclusiva y, por consecuencia, no puede sacar una sociedad adelante.
La ausencia de voces de mujeres y perspectivas ha contribuido a un debate empobrecido y, muchas veces, a políticas distorsionadas.
El cuarto desafío es mejorar la capacidad de la organización de la cooperativa y las personas para una mejor administración y participación. Una educación enfocada en el cooperativismo debe preparar a la gente a ser votantes, a participar en discusiones publicas y a trabajar juntos, superando los limites tradicionales.
A la Alianza Cooperativa Internacional en las Américas, el género es un tema importante en todos nuestras programas. Este es el momento de reflejar las contribuciones enormes de las mujeres al desarrollo de sus países. Ya es hora de promover las políticas necesarias para hacer avanzar a las mujeres.
Los hombres en liderazgo deben unirse con las mujeres para promover alianzas de género reales. Nada será más poderoso para la transformación de nuestras sociedades que el fortaleciendo de las alianzas de genero a través del movimiento cooperativo.
Foto: Las cooperativas de todo el mundo están enfocadas en la igualdad.