Las cooperativas juegan un papel muy importante en garantizar la seguridad alimentaria en Ruanda, ayudando a los pequeños agricultores enfrentarse a los desafíos y dándoles acceso al mercado.
Emmanuelle Mashayo, la Coordinadora de Compras para el Progreso (P4P) dentro del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Ruanda, subrayó los desafíos a los que los pequeños agricultores se enfrentan y el papel importante de las cooperativas agrícolas en garantizar la seguridad alimentaria.
El país más poblado de África, con una densidad de población de más de mil personas por kilómetro cuadrado, Ruanda ha sido devastada por los inundaciones recientes y los agricultores tienen miedo que la mala cosecha pueda determinar una crisis alimentaria en el país. La volatilidad del precio, el cambio climático, la falta de tierra y la falta de formación son sólo unos de los desafíos a los que los pequeños productores se enfrentan.
Las cooperativas empoderan a los pequeños agricultores, dándole la oportunidad de enfrentarse a estos desafíos juntos. Las cooperativas les permiten unir sus tierras para lograr una producción a gran escala y, de esta manera, estar mejor preparados para la erosión del suelo.
“El gobierno ha invertido en un número de programas para recuperar las zonas puntosas y la irrigación de las laderas para incrementar el área de producción. Estos terrenos recuperados se entregan a los pequeños agricultores a través de las cooperativas para cultivarlos. En este caso, las cooperativas están administrando las tierras por parte de los miembros,” explicó Sra. Mashayo.
Mashayo añadió que a través del Programa de Intensificación de Cultivos (CIP), el Ministerio de Agricultura y sus socios utilizan las cooperativas como una manera de distribuir fertilizadores y semillas mejoradas a los agricultores. Según la Sra. Mashayo, no es poco común tener un agrónomo dentro de una cooperativa, particularmente las cooperativas que cultivan cereales. Esto ha determinado un crecimiento en la producción, especialmente de maíz.
El gobierno y las ONGs también utilizan a las cooperativas para incrementar la capacitación de los productores. “La PMA, a través de la iniciativa P4P, ha estado utilizando las estructuras cooperativas para enseñarles cómo manejar la cosecha y instruyéndoles sobre el mercado de productos básicos. Hasta el presente no sólo nos las hemos arreglado para reducir la mala cosecha, sino que Ruanda también se ha convertido en uno de los principales países productores de maíz dentro de la comunidad del Oeste de África, mejorando así las oportunidades de mercado para los pequeños productores”, explicó Mashayo.
Algunas cooperativas ofrecen servicios a los miembros como una manera de fomentar su capacidad. Los agricultores pueden recibir formación en las técnicas de producción y los pérdidas de la cosecha, así como alfabetización o talleres empresariales y de marketing.
El acceso al mercado es uno de los desafíos más importantes al que los pequeños agricultores se enfrentan y, por ello, las cooperativas ayudan a lograr economías de escala. A través de las cooperativas, los agricultores pueden atraer comerciantes y compradores institucionales, incluyendo entre ellos P4P, y mejorando el poder de negociación.
La Sra. Mashayo añadió que nuevas cooperativas se han desarrollado en otros sectores de las economía, tales como el transporte o transformación de productor básicos, con gente comprando camiones o fresadoras y creando sus empresas.
“Estas nuevas actividades están generando beneficios para las comunidades locales, creando empleo y ofreciendo servicios. Esto genera más ingreso dentro de la comunidad y aumenta la seguridad alimentaria,” concluyó la Coordinadora de Compras para el Progreso.
Foto: agricultores de Ruanda, (c) CTB/Josiane Droeghag